Casi siempre que se menciona la palabra
filosofía las personas se remontan
en los primeros siglos de la humanidad
civilizada y geográficamente en Grecia,
se imaginan a Platón, Aristóteles y Sócrates, pero no le viene a la
mente filósofos contemporáneos, modernos y mucho menos la filosofía que a diario tantos de nosotros hacemos.
La palabra Filosofía tiene su origen en el latín que si la
desmembramos El significado literal
de la filosofía es amor a la sabiduría al conocimiento
La filosofía fue la primera ciencia
que en forma metódica y rigurosa, mediante la observación y la razón, trató de
responder las eternas preguntas que desde siempre se ha hecho el hombre: ¿quién
soy, dónde estoy y hacia dónde voy?
El objeto de la filosofía en un principio era
todo lo pensable; el cosmos, que es el mundo físico en su totalidad y el hombre
que forma parte de él; pero no se limitaba a lograr información sino que
reflexionaba también sobre la posibilidad del conocimiento, la realidad de los objetos
como posibles o sólo concebibles con el pensamiento.
Queridos lectores cuando les digo tenemos que
filosofar, es la invitación a la reflexión, desde sus propios espacio, desde la vida en su comunidad, en el
país, es preguntarnos a diario ¿por qué ocurren tal o cual cosas?, ¿por qué no hemos logrado tal
meta?, es preguntarnos y repreguntarnos por lo que no entendemos o no nos da satisfacción,
darle vida al pensamiento y conocer desde lo más simple a lo más complejo,
desde lo singular a lo plural, tener un poco de dicotomía entre ser intuitivo y
ser racional; Edgar Morín el sociólogo y filosofo moderno, nos dice que tenemos que ordenar el
pensamiento y darle forma a lo que no nos cuadre racionalmente, sistematizar el
pensamiento, yo pudiera agregar en cuanto a ese planteamiento que esto no es
otra cosa que hacer la filosofía urbana, la filosofía de hoy, quien es la que urgentemente debe asumir un compromiso
ante la falta de planteamiento filosófico que conllevan al hombre actual hacia
una dirección clara y especifica; ya no es Sócrates, ni siquiera Nietzsche, los
que deben ocuparse del pensamiento
activo, somos nosotros los que debemos
preguntarnos por cada una de nuestras realidades y especificidades; Amigo quejarse,
lamentarse ante determinadas circunstancia no es filosofar y es necesario no
confundirnos ante esta acción, es ir más allá de la simpleza de uno mismo es una acción colectiva que genera respuestas
colectivas.
Así que queda abierta la puerta para activar el
pensamiento.
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