Se han escuchados múltiples historias, cuentos,
y leyendas acerca de la famosa piedra del palito, no se sabe quien invento esas
historias lo cierto es que están allí; todos los niños de la cuadra hablaban de lo
riesgoso que resultaba la
mencionada piedra, pues decían que quien se lanzara a la mar desde ella se podía encantar para
siempre, o un pulpo gigantesco lo hundía hasta ahogarle, que había una gran
corriente que arrastraba a todo aquel; fue impactante para todos los que
pudimos vivir la desaparición por varios días del cuerpo de un joven del barrio
cercano, que se lanzo desde la piedra y lo encontraron flotando no se a cuanta
distancia del lugar, los niños de ese entonces conmovidos vimos el entierro que
tal vez afianzo mas el temor creado por las innumerables historias.
Cuando de niña viajaba me gustaba sentarme del
lado de la ventanilla para apreciar ese hermoso pero misterioso paisaje, de aquel extenso mar del imponente
tótem del palito, además de disfrutar del salitre que olía a vida. Yo no
recuerdo exactamente que edad tenia, pero vienen a mi memoria varios episodios como la de un niño
lanzándole piedras a la mar, alguien que se revolcaba en la arena, otro que le
gritaba ¡Adiós! A un barco que pasaba a
lo lejos, a una mujer que no se que decía pero hablaba y hablaba y así pasaron
los años tuve que viajar a diario a la universidad, siempre trataba sentarme del lado de la
ventanilla, cada mañana veía la mar y la piedra en el mismo lugar, quizás queriendo
dialogar desde el presente con un pasado que estuvo lleno de violencia y
también de aguardos, quizás esa piedra aun conserve en su memoria las rutas y los caminos trazados con la blanca espuma
de ese tiempo antiguo, talvez esa piedra
atesore historias inconclusas que posiblemente sean para invitarnos a que
hagamos un viaje imaginario que invada la conciencia actual; en alguna tarde vi
gaviotas volar haciendo figura y una de ella
poso sin permiso sobre la piedra,
esa piedra se veía lejos cuando niña, cuando adolescente, cuando mujer
¡Aquellos años!.
Al tener
mi primer carro a menudo pasaba por el lugar y todo tan igual como siempre, las
veces que viaje fuera del país por corto o por largo tiempo me creaba unas
inmensa ansiedad por regresar a la ciudad, ¡A casa! me provocaba respirar ese perfumante
olor marino y la intima bienvenida que me ofrecía la verde azulada mar, las
olas sobre la orilla me traían paz y seguridad.
Era un tiempo de lluvia, el agucero fue muy
fuerte que se convirtió en vaguada, el cielo estaba entre negro y gris, casas
inundadas por toda la ciudad, por casi una semana las lluvias acosaban; una vez
mas por trabajo tenia que viajar, esta vez me senté del lado contrario de la
ventanilla, sin embargo mire por encima de alguien que iba en el puesto ideal, ¡Solo
vi palos flotando en aguas de color bronce! y no recuerdo si vi la piedra.
Al regresar del viaje me senté del lado
acostumbrado, pero esta vez ¡Vi que la mar ya no estaba en el lugar de siempre!
! La piedra estaba mas cerca! creí que era
una ilusión y por ello me baje del bus para acercarme a ella, ¿Era cierto lo que mis ojos
habían visto? ¡Era cierto!. Enrolle mis
pantalones caminando mar adentro y comprobé que la mar había retrocedido, pues
me sentía próxima a la piedra, estaba
allí tan cerca y el agua no me daba a la cintura, la piedra ya no tan Arrogante,
me dije ¡Yo no vi cuando la mar retrocedió!
Aun ronda ese gran misterio en mi cabeza sobre
la piedra que reposa en el palito.
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