domingo, 26 de febrero de 2012

MADRUGADA DE ESPERANZAS

Mi bisabuela tenia por costumbre levantarse muy temprano, me atrevería a decir que casi no dormía, yo la sentía caminar con su arrastrar de chancletas y su ligero cuerpo de una delgadez inolvidable, oía los enseres o como ella diría los corotos de la cocina, olla ,plato, cuchillo, en fin todo lo que pudiera sonar sin cuidado alguno, todos los muchachos que vivían o nos quedábamos en vacaciones en la casa paterna, sentíamos molestia por la bulla,  pues a que niño le iba gustar pararse a la 5:00 de la mañana un sábado,  domingo o día feriado, pero para ella no había fin de semana que le permitiera dormir al menos hasta  las 8:00, de lo que si estábamos seguros es que al levantarnos teníamos nuestro buen desayuno hecho con las manos mas tiernas y sabias que jamás vi., mis primos  consideraban que yo gozaba de osadía, y de forma unánime todos votaron para que  le preguntara por que se paraba tan temprano a los quehaceres, porque no tomar un descanso los días feriados, así lo hice, ella me miro con su ojos grande y azules como el mar que resaltaban en esa hermosa cara negra, me contesto: “ debe se que no puedo olvida que  cuando éramos chiquita nos paraban a la 4:00 de la mañana a Isabel y mi, a las 5 ya estábamos pegá en el molino con 3 sacos de cacao, de grano, o maíz y la que terminaba primero pasaba pa´ el pilón, eso no era ná porque mi mama me decia que ella trabajo el doble, se paraba mas temprano y se acostaba mas tarde y sin pódese quejá porque la mataban a palo¨, cuando escuche sus palabras llenas de un gran contenido sentí un inmenso dolor que abarco todo mi ser, pues a los 9 años de edad cualquier dolor arropa el tamaño, el pilón para ellas era su leal amigo, su protector, con sus fuertes y pesados brazos se tomaban de las manos suyas para subir y bajar  y extirpar los granos insolente que se resistiera.   los cantos en  esas horas de trabajo salían como una fabrica de inspiración, “Pilón que todo lo miras, pilón que todo los sabes, que guardas secretos míos, de mi abuela y de mi madre”.  El pilón era ese hombro para llorar, compañero, hermano,  que  veían al levantarse con la llegada del sol y lo dejaban para acostarse con la llegada de la luna. Las piloneras esclavas expresaban en sus cantos de labor todo lo que le oprimía, además servia de proceso catártico.
Hasta hace poco estos implementos de trabajo eran usados en muchos pueblos, quizás aun queda residuos de alguno ellos, familias que mantienen este hacer como parte de tradición con el sabor particular de la arepa de maíz pelao, el olor de café recién molío, hay una perpetuación en los sabores y olores que los afrodecendientes mantienen.
Mi abuela, mi bisabuela molineras y piloneras natas no tenían un sueño profundo, mucho menos la tranquilidad y el descanso porque aun faltaban muchas madrugadas para alcanzar la igualdad, el respeto, y la dignidad para mi , para mis hijos y los hijos de mis hijos, ellas estaban claras que no verían ese día en que el sol saldría con rayos de libertad, social, libertad racial, económica, moral, por eso en cada madrugada en que se paraban a colar el café y hacer las arepas para que fuéramos al colegio, e iban a nuestra cama para levantarnos y  sin  querer hacerlo, ellas insistían porque sabían que estudiar era una esperanza, una oportunidad de llegar donde ellas no habían podido,  decían: ¨ Yo no se leer ni escribir, no quiero que sean como yo, los quiero ve echa  pa´ lante”  fui al colegio , a la Universidad como ellas querían,  como me hubiese gustado decirle que su saber, su inteligencia, sus conocimientos, no eran menos  que esa parte académica.
Cuando llego de visita a esa casa paterna que aun conserva esa esencia  de mi ayer… y miro el pilón , el molino, miro también mi niñez  y a mi bisabuela caminando por la cocina, sirviendo el desayuno , a mi papá, a todos los familiares que ya no están.  Doy gracias a Dios por  la perpetuación  de sus enseñanzas y de aquellas madrugadas que impulsan mi  esperanza

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