Que feliz me sentí al estar nuevamente inmersa
en las comunidades, reviviendo aquellos duros pero bellos momentos de mi inicio
en las artes escénicas, ese amor y cariño de la gente del ayer se manifestó, en
la gente del hoy que aun no tienen la justicia cultural ¡Si el pueblo no va al
Teatro, el teatro va al pueblo!. 8 fueron las comunidades que sirvieron de sede
en este VII Festival de Teatro Comunitario, recibiendo a más de 230 personas
que conforman las diferentes agrupaciones de teatro del municipio, que por
cierto este año hubo un gran salto al
incrementarse de 7 a
18 agrupaciones.
Las comunidades vivieron el teatro de cerca,
con la emoción y nerviosismo de los noveles y la destreza de los experimentados
actores que representaban la vida misma. Al llegar a las comunidades vimos
afiches elaborados por la misma gente con laminas de papel Bond y marcadores,
pero con una letra clara, legible; invitando a “Raimundo y a Todo el Mundo” a
la Función. Al llegar los organizadores comunitarios con buen protocolo y sin
estudiar el “Manual de Carreño” recibían a los grupos con una espléndida
sonrisa llenos de emoción, ofreciendo lo mejor, sintiendo a los actores como
grandes artistas ¡Como Tiene que Ser!
La
función iba a comenzar, el Coliseo era cualquier frente de casa, un
terreno, una acera, cualquier calle que estuviera presta, siempre estaban muy limpias
como ¡Una lujosa alfombra! Pero esta vez era de cemento, de tierra o de
asfalto. Las Butacas eran las sillas de
mimbre, madera o plásticas de los propios vecinos y en ultima opción algún
bloque, aceras o un pedazo de tronco lo importante para ellos era disfrutar del
espectáculo en primera fila.
Todo buen Teatro tiene un telón, las comunidades no
se quedaban atrás pues, alguna corneta mal
ubicada, las paredes de casas vecinas, 2 o 3 tablas de contra enchapado
o las propias personas que observaban alrededor servían de previstas para que
el publico no se anticipara a la escena que
estaba por venir. Las Luces vital en la parte técnica era la que la naturaleza
proveía y en caso de oscurecer en plena actuación, surgían de alguna casa
cercana uno que otro bombillo conectado a una extensión y guindado en la pared más
alta o un árbol que alguien dirigía hacia donde se movieran los actores. El
Sonido ensamblado por los vecinos ¡Este puso las Cornetas! ¡Aquel Presto la
Planta de Poder! ¡Ella Trajo el D.V.D! lo importante era que lograra amplificar
lo suficiente para que los asistentes y los alrededores escucharan; comenzaba
las puestas en escena, algunas escenografías hechas de cartón, otras piezas
trabajaban de forma surrealista, las obras arrancaban carcajadas, reflexiones,
lagrimas y hasta un profundo análisis.
Al finalizar cada actuación los grupos tenían su
refrigerio que por cierto eran mejores que algunos que dan ciertas instituciones
con recursos, quizás porque la gente de la comunidad valora el hecho artístico
y una vez mas unos con mas y otros con poco pero brindaron a los artistas
populares, arroz con pollo, arroz chino, arepas y pastelitos, tortas, macarrón
con pollo ¡Es sencillo! Todo provenía de la colaboración e integración de los
habitantes de la comunidad para un fin llamado FESTIVAL DE TEATRO COMUNITARIO,
al concluir la actividad en cada comunidad se escuchaba la palabra “GRACIAS” pero quiero decirles que soy
yo quien les agradece por abrir las puertas del teatro en su comunidad ¡Ahh! y
quiero también agradecerle a Evelio Guzmán quien me acompaño en esta
maravillosa experiencia.
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