domingo, 26 de febrero de 2012

ALEGRE FUNERAL


A pocos metros de la sede del grupo de teatro que dirijo hacia el lado oeste esta ubicado el campo Santo y a unos 150 metros del lado este se encuentra una reconocida Funeraria, muchas veces los entierros pasan frente a nuestro espacio cultural, durante 18 años he visto transitar féretros en hombros de dolientes, llantos conmovedores, secuencias de carros en lento andar, tristezas en rostros desconocidos, miradas perdidas quizás en un recuerdo del difunto, en fin todo lo que es la cultura del sepelio, dentro de mi familia muchas veces este episodio se ha repetido, vi como el luto de pies a cabeza forraba la corporalidad de cada uno de ellos, con sombreros de malla llamados toquitos, hombres con botones negros en su camisa o lasitos que lo identificaba como doliente, el duelo que se fundamentaba en el silencio de la casa por al menos 9 días que correspondía al novenario y cuando digo silencio era total sin hablar fuerte, sin escuchar música, sin ver televisión era un reposo y un respeto total que fue inculcado de generación en generación, pero hoy día es todo lo contrario ese hecho de la muerte que pertenece a la vida misma hoy día se trata de la manera mas simple pues he visto pasar los entierros con motorizados escoltando el carruaje que a fuerza de gritos se llaman entre uno y otro, además de levantar caballitos y pasarse la botella como un brindis cualquiera, en algunos casos van acompañados con disparos al aire como fuegos artificiales y un carro que lleva un fuerte sonido con la maleta abierta, generalmente música de vallenato o la salsa que dice “Nadie es eterno en el mundo”, el féretro cargado a paso de trote con pocas lagrimas de uno o dos dolientes, ya nadie da gritos de lamento ni alaridos, el dolor en los rostros se ve pasajero, seguidos de una caravana de carros que algunas veces cornetean, es increíble el vuelco tan  impresionante que a dado  nuestra sociedad, pues la sobriedad  basado en una compostura de este ritual se desvaneció en estos últimos años como ese acto tan sagrado y solemne  como lo es el ultimo adiós, a raíz de esto me he preguntado si es que nos estamos deshumanizando o esa expresión fría nos muestra que eso somos realmente como seres humanos.
Particularmente considero la muerte como la transformación o el pase a otra dimensión que de alguna forma nos conecta con esta y cada pueblo comprende según su cultura la muerte como parte de un pasado, un presente y respaldo del futuro, el respeto es la base fundamental de cualquier creencia.

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