A pocos metros de la sede del grupo de teatro que
dirijo hacia el lado oeste esta ubicado el campo Santo y a unos 150 metros del lado este
se encuentra una reconocida Funeraria, muchas veces los entierros pasan frente
a nuestro espacio cultural, durante 18 años he visto transitar féretros en
hombros de dolientes, llantos conmovedores, secuencias de carros en lento
andar, tristezas en rostros desconocidos, miradas perdidas quizás en un
recuerdo del difunto, en fin todo lo que es la cultura del sepelio, dentro de
mi familia muchas veces este episodio se ha repetido, vi como el luto de pies a
cabeza forraba la corporalidad de cada uno de ellos, con sombreros de malla
llamados toquitos, hombres con botones negros en su camisa o lasitos que lo identificaba
como doliente, el duelo que se fundamentaba en el silencio de la casa por al menos
9 días que correspondía al novenario y cuando digo silencio era total sin
hablar fuerte, sin escuchar música, sin ver televisión era un reposo y un
respeto total que fue inculcado de generación en generación, pero hoy día es
todo lo contrario ese hecho de la muerte que pertenece a la vida misma hoy día
se trata de la manera mas simple pues he visto pasar los entierros con
motorizados escoltando el carruaje que a fuerza de gritos se llaman entre uno y
otro, además de levantar caballitos y pasarse la botella como un brindis
cualquiera, en algunos casos van acompañados con disparos al aire como fuegos
artificiales y un carro que lleva un fuerte sonido con la maleta abierta,
generalmente música de vallenato o la salsa que dice “Nadie es eterno en el
mundo”, el féretro cargado a paso de trote con pocas lagrimas de uno o dos
dolientes, ya nadie da gritos de lamento ni alaridos, el dolor en los rostros
se ve pasajero, seguidos de una caravana de carros que algunas veces cornetean,
es increíble el vuelco tan impresionante
que a dado nuestra sociedad, pues la
sobriedad basado en una compostura de
este ritual se desvaneció en estos últimos años como ese acto tan sagrado y solemne
como lo es el ultimo adiós, a raíz de
esto me he preguntado si es que nos estamos deshumanizando o esa expresión fría
nos muestra que eso somos realmente como seres humanos.
Particularmente considero la muerte como la
transformación o el pase a otra dimensión que de alguna forma nos conecta con
esta y cada pueblo comprende según su cultura la muerte como parte de un
pasado, un presente y respaldo del futuro, el respeto es la base fundamental de
cualquier creencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario