Este Poema bolivariano escrito en épocas de Bachillerato
en el Liceo Miguel Peña tiempo de los ochenta, cuando quizás estudiábamos en
castellano el Chimborazo con la profesora
Saavedra, mis compañeros y compañeras tal vez en otra onda de la vida
pero que de igual forma compartíamos un espacio, un desayuno, una lagrima, una
sonrisa, un sentimiento, para ellos yo era la bohemia del salón, de la
intelectualidad precoz, de la imaginación loca, los recuerdo con mucho cariño y
admiración, Gisela Salcedo, Maritza
Meaño, Milagros Salas, Maira Mijares,
Odalis, Adriana, Ana, Jessi,
María, Julio, Leida, Manolo y muchos otros que en este instante se me fue el
nombre pero que sus rostros permanecen en mi memoria, les doy gracias por los
momentos vividos que forjaron parte de mi ser, hoy quiero compartir con todos
este poema que nació en las paginas traseras de mi cuaderno viejo.
Un silencio, se escucho un
inmenso silencio cuando se detuvo el reloj,
Ese 17 de Diciembre de 1830, Quizás no muchos
se acuerdan,
Fue una triste navidad y los fantasmas convertidos en recuerdos,
O recuerdos convertidos en fantasmas quizás
comenzaron a pasear,
Por la habitación que albergaba al Libertador, ¡oh libertador!
Desde el 1ero de Diciembre
empeora tu tos,
Con esputos vicioso color verdoso y afónica voz
Pero aun anda el reloj,
Aunque tras los días se que se extingue cada
vez mas tu cuerpo y tu voz,
Cansado y semblante adolorido, más
bien envejecido
En el pasar de unos pocos días se acrecienta
la agonía, la fatiga, la angustia
Aun el reloj anda, marca las dos,
las tres,
Las cuatro, las cinco, las seis, las siete,
las ocho, las nueve, las diez
Las once, las doce y la una? Y la
una?
Cuando marco la una el Reloj,
Se detuvo el corazón, se detuvo
la razón,
Se detuvo la respiración del
Libertador
Se detuvo el reloj a la una y
cinco menos dos
A la una y tres horas murió el
Libertador
Murió Simón Bolívar y apenas cuarenta y siete años tenía
A él pocos lo acompañaron en su
dolor
José Palacios su mayordomo
exclamo llorando
¡Se me murió mi Señor!
El General Montilla su espada
desenvaino y corto el cordón del péndulo
Que para siempre en ese
reloj la hora así dejo
¡Murió el Sol de Colombia! Así
grito
José María Carreño y José Laurencio Silva, corrieron desde su silla
José de La Cruz Paredes y
el coronel Belford Hinton Wilson les
creo gran conmoción
José María Molina y
Joaquín de Mier, llenos de tristeza desde lo profundo de su corazón
El Doctor Manuel Pérez Romero y El Doctor Próspero Reverend, en sus últimos
momentos al Libertador le hicieron mucho bien
Manuel Ujueta y el notario
José Catalino Noguera
apuntarón todo lo que allí ocurriera
Su sobrino Fernando Bolívar Tinoco no
dejo solo a Bolívar aunque lo llamaron loco.
Y eso fue lo que ocurrió el Reloj
marco a la una y cinco menos dos
Cuando El General Montilla su
espada desenvaino y corto el cordón del péndulo
Que para siempre en ese
reloj la hora así dejo
1:03 de la tarde se detuvo el
Reloj.
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