domingo, 26 de febrero de 2012

El RELOJ SE DETUVO A LA 1: 03 DE LA TARDE

Este Poema bolivariano  escrito en épocas de Bachillerato en el Liceo Miguel Peña tiempo de los ochenta, cuando quizás estudiábamos en castellano el Chimborazo con la profesora  Saavedra, mis compañeros y compañeras tal vez en otra onda de la vida pero que de igual forma compartíamos un espacio, un desayuno, una lagrima, una sonrisa, un sentimiento, para ellos yo era la bohemia del salón, de la intelectualidad precoz, de la imaginación loca, los recuerdo con mucho cariño y admiración,  Gisela Salcedo, Maritza Meaño, Milagros Salas, Maira Mijares,  Odalis,  Adriana, Ana, Jessi, María, Julio, Leida, Manolo  y  muchos otros que en este instante se me fue el nombre pero que sus rostros permanecen en mi memoria, les doy gracias por los momentos vividos que forjaron parte de mi ser, hoy quiero compartir con todos este poema que nació en las paginas traseras de mi cuaderno viejo.
Un silencio, se escucho un inmenso silencio cuando se detuvo el reloj,
 Ese 17 de Diciembre de 1830, Quizás no muchos se acuerdan,
 Fue una triste navidad  y los fantasmas  convertidos en recuerdos,
 O recuerdos convertidos en fantasmas quizás comenzaron a pasear,
 Por la habitación que  albergaba al Libertador, ¡oh libertador!
Desde el 1ero de Diciembre empeora tu tos,
 Con esputos vicioso color verdoso y  afónica voz
Pero aun anda el reloj,
 Aunque tras los días se que se extingue cada vez mas  tu cuerpo y tu voz,
Cansado y semblante adolorido, más bien envejecido
 En el pasar de unos pocos días se acrecienta la agonía, la fatiga, la angustia
Aun el reloj anda, marca las dos, las tres,
 Las cuatro, las cinco, las seis, las siete, las ocho, las nueve, las diez
Las once, las doce y la una? Y la una?
Cuando marco la una el Reloj,
Se detuvo el corazón, se detuvo la razón,
Se detuvo la respiración del Libertador
Se detuvo el reloj a la una y cinco  menos dos
A la una y tres horas murió el Libertador
Murió Simón Bolívar  y apenas cuarenta y siete años tenía
A él pocos lo acompañaron en su dolor
José Palacios su mayordomo exclamo llorando
¡Se me murió mi Señor!
El General Montilla su espada desenvaino y corto el cordón del péndulo
Que para siempre en ese reloj  la hora así dejo
¡Murió el Sol de Colombia! Así grito
José María Carreño y José Laurencio Silva, corrieron desde su silla
José de La Cruz Paredes y el coronel Belford Hinton Wilson les creo gran conmoción
 Juan Glenn, el Capitán Andrés Ibarra, Lucas Meléndez, miraban para el rincón
José María Molina y Joaquín de Mier, llenos de tristeza desde lo profundo de su corazón
El Doctor Manuel Pérez Romero y  El Doctor Próspero Reverend, en sus últimos momentos al Libertador le hicieron mucho bien
Manuel Ujueta y el notario José Catalino Noguera apuntarón todo lo que allí ocurriera
Su sobrino Fernando Bolívar Tinoco no dejo solo a Bolívar aunque lo llamaron loco.
Y eso fue lo que ocurrió el Reloj marco a la una y cinco menos dos
Cuando El General Montilla su espada desenvaino y corto el cordón del péndulo
Que para siempre en ese reloj  la hora así dejo
1:03 de la tarde se detuvo el Reloj.

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