En ningún continente se siente ser tan originario como África. La
silueta de su familiar mapa está en cada país, en cada población, como
un destino común. “Soy africano y ser de África es ser de una misma
familia, sin importar las líneas del mapa”, dicen allá para dar a
entender que la familia no tiene fronteras. Esa familia ha dejado un
legado visible pero no difundido en la proporción debida. Si así hubiera
sido, a la par de la evolución histórica de nuestra región, hubiese
crecido el orgullo de ser descendientes africanos.
El término
Afrodescendientes tiene tres puntos de vista para abordarlo. El 1ero
Indiscutido, Científico, que reconoce a Etiopía como la cuna de la
humanidad, por lo que todos, sin excepción, sin importar el color de la
piel, descendemos de esas tierras. El 2do está circunscrito al África
Subsahariana, la desgarrada por la cacería de seres humanos para ser
esclavizados. Y el 3er punto, la de toda África, la que se extiende
desde las islas del océano Índico como Comores, Seychelles, Mauricio,
Madagascar, Reunión, hasta el Magreb, en el norte con el Sahara
Occidental, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto, incluyendo las
islas del Atlántico como Cabo Verde y las que políticamente pertenecen a
países de Europa. Entonces afrodescendencia puede verse como un
concepto histórico, cultural, espiritual y también con una connotación
geográfica: los que desciende generacionalmente de africanos o los que
proceden de ese continente.
Las Comunidades Auto reconocidas Como Afrodescendientes Aun tienen una Lucha.
En
nuestro país no ha sido tarea fácil, sobre todo porque una de las
tantas aspiraciones tienen que ver con lograr un piso legal donde se
pueda vencer y atacar de una manera contundente y con armas que
provengan de la justicia de los hombres, el fantasma del racismo y la
segregación. Si bien es cierto que este tema tiene un auge relativamente
reciente, no es menos cierto que existen desde el siglo pasado,
voluntades internacionales que a través de instrumentos jurídicos han
apoyado esta inaplazable lucha, así pues tenemos la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, aprobada en el año de 1948, por la
Asamblea de las Naciones Unidas, quien reza en su artículo primero la
igualdad de todos los seres humanos en libertad y dignidad, invocando la
racionalidad de los mismos para un comportamiento cónsono con la
fraternidad. En el artículo 2 se hace una referencia más explícita
cuando expresa que los derechos y las libertades que en esta declaración
se proclaman, se hacen sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición. El artículo 3 menciona el derecho a la vida, a la libertad y a
la seguridad, siendo de gran importancia el
artículo 4 en
relación a esta temática, ya que prohíbe la esclavitud y la servidumbre
en todas sus expresiones. El resto de los artículos menciona la igualdad
en cuanto a derechos sociales, civiles y laborales, en fin existe todo
un componente legal pero aun falta ese merecido reconocimiento en la
práctica de políticas aplicables para nuestra afro descendencia.
Nuestro
color de Piel a influido sobre todo en los Prejuicios raciales, por eso
en el encuentro Afro-Internacional y Políticas Públicas, Planteamos la
gran deuda que tiene el Estado Venezolano con los Afrodescendientes.
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